lunes, 20 de septiembre de 2010

ME OCURRIÓ ASÍ... (ANÉCDOTAS)

El caballero Carmelo: un día desastroso
SUTTA HUILLCA, Carlos Antonio, 4º D
Cuando yo comencé a leer el caballero Carmelo estaba solo en mi casa, sentado en el escalón que hay en mi cuarto. Estaba oscureciendo el cielo, dejaba su color anaranjado de un día soleado. Cuando comencé a devorar los primeros párrafos de la obra, se oyó el sonido particular de la ropa recién lavada, tuve que ir y ponerlos al destino de la fría noche que cada vez se iluminaba con el telar de constelaciones.
Cogí mi obra y sin aspavientos leí incesantemente. Cuando había saciado mi deseo por la historia, se acabó mi energía y me introduje en el mundo de Morfeo.
Al despertarme con el silbido tan estresante de un hombre de la mala vida que parecía más un mecánico de la esquina, salí de la tierra del sueño y me encaminé hacia el mundo terrenal del infierno. Tuve que congelarme con el helar de la mañana y petrificarme con la idea de que hoy era el examen de tan buena obra.
Con la rutina diaria y todo el trajín fui al colegio, y pensando en las nubes entre resignado al cuarto de 30 pequeñas mesas, leyendo con tanto furor las dos primeras horas de la tarde. El auxiliar entró a la habitación de alumnos asustados por el examen diciendo, que la profesora no había venido.
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Anécdota
La tarea de Religión
VILLEGAS TARAZONA, Tomas Brayans, 4º C
Era un día normal en que resplandecía la luz del sol. Me levantaba muy temprano para poder ir al colegio, me bañaba, me cambiaba, tomaba mi desayuno y bueno luego me iba.

Al llegar al colegio, ingresaba con mis amigos. Entrábamos al aula a esperar al profesor que le tocaba a esa hora. Me acuerdo que tocaba el curso de religión. La mayoría de mis compañeros del aula le tenían un poco de temor a esa profesora por lo que en todas las clases revisaba cuadernos, pero bueno así es….
La profesora entra. Todos, como acto de saludo, se ponen de pie. A la profesora, no le gustaba perder el tiempo: ni bien entró, comenzó a revisar cuadernos. A los que no les revisaba, les anotaba en el cuaderno del control. Esa vez, la profesora dejó una tarea de asignación en grupo de dos personas. Un compañero se me acerca y me dice para ser grupo los dos y yo bueno acepté. Mi compañero me eligió porque sabía que yo tenía la facilidad de hacer un trabajo porque contaba con una computadora. Yo y mi compañero decidimos hacerlo ese mismo día en la tarde en mi casa.
Ese día en la tarde, llega a mi casa y nos pusimos hacer la tarea. Nos demoramos como dos horas para poder acabar. Luego, mi compañero como vivía un poquito lejos de mi casa me pidió que le acompañara y yo bueno le dije que sí.
En ese entonces, no se encontraba nadie en mi casa, saqué mi llave y nos fuimos. De pronto, me di cuenta que me olvidaba mi celular a su… Tuve que regresar y recogerlo. Luego, en el camino, vamos muy tranquilos conversando, ya era atardecer. Mi compañero solo llevaba su mochila con sus cuadernos y yo, mi celular y mi llave nada más. Al doblar la esquina, un hombre pasa por nuestro costado, llevaba puesto una capucha con gorra y un canguro incrustado por el pecho. Luego se detiene y nos dice: “¿Tú sabes para que sirve esto?“ Y saca un arma de su canguro. Mi compañero y yo nos sentíamos muy nerviosos. El hombre inmediatamente nos pidió todo lo que teníamos asu…. Nosotros no le dábamos nada. Entonces, comenzó a rebuscarnos. Primero, rebuscó a mi compañero, pero no encontró nada de valor. Luego, me rebuscó a mí y encontró mi celular. Inmediatamente, se fue por detrás de nosotros, que estábamos muy nerviosos también. Mi compañero se echaba la culpa de lo que me había pasado, pero bueno… Son cosas que pasan en todas partes. “Fue una experiencia más que nunca me había pasado… “

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